El arcano del Sol cobra un nuevo sentido en la narrativa de Petrizzelli, pues se desdobla para ofrecernos dos realidades contrapuestas: la de una catastrofe que se vive desde el destierro invernal en lejanas latitudes, versus la de un sueño que revive ese paraíso perdido que nos dio identidad y sentido. Es así como el embajador de una república devastada, se enajena abandonando su duro contexto como quien muda de piel. Asistimos, entonces, a una extraña mutación mágica producto de la añoranza in extremis. Cineasta, guionista, escritor, John nos sumerge en la atmósfera nostálgica y onírica de una carta cuyo imaginario se transforma, rebelándose ante un oscuro e inevitable designio. El Sol se convierte en la metáfora de una promesa que habita en los recuerdos. El país que se pierde, se recupera en el sueño, en la memoria.