Vamos juntando vocablos hasta construir sentidos que, a veces, se derrumban; otras se elevan y alcanzan lo más alto, aunque sea por un instante. El poema es el intento de recrear realidades entre las ruinas de tantas babeles: amores inconclusos, incomprendidos, inalcanzables. En esta oportunidad, Washington Atencio se transforma en arquitecto para erigir en poema una torre desde la cual podamos vislumbrar la vastedad de ese amor que intentamos nombrar, antes de volver a caer, inacapaces de controlar el vértigo, fulminados por el rayo de un deseo que arroja a los cuerpos de nuevo a la tierra, a lo palpable, a lo vivible.